[Claudia Pardo Garvizu (La Paz/París)]

Picante de pollo

Sobre el verso de lo puro triste,
sobrevengo en la tarde cocinera,
¿Cómo no cantar a la ausencia que apuñala el estómago?
Con dolor en las entrañas, con dolor de hambre.

Ahí justo ahí, en el pico donde te avienes con las manos y con la lengua,
ahí donde las aves se transforman en manjar y donde la alquimia transforma el rojo en fuego,
ahí donde se bifurca el agua del aceite y donde las carnes se sazonan con sal, ajos y pensamientos impuros.

Ahí en esa tarde cansada,
duele el estómago, sí, duele el cuerpo y duele tu poema,
memoria dibujada con picante de pollo.

Me sirvo el plato ausente de cuerpo,
vuelan las aves de sabor criollo,
sin alas ni trinos.

Y así nos servimos la palabra
verso que es poema, que es tarde triste,
o quizás un verbo que te comiste,
en fin,
un plato vacío para la anoréxica.

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